¿Funciona realmente?
Todos hemos escuchado que la mejor manera de superar el miedo es enfrentándolo.
Si esto fuera cierto. ¿Qué esperamos?
Por supuesto, hay ciertas situaciones que es mejor nunca enfrentar pues el miedo es parte de nuestro sistema de supervivencia.
Y ese es precisamente el reto. Nuestro sistema de supervivencia necesita ser re-calibrado, pues experiencias difíciles de la vida lo han desajustado, aparentemente protegiéndonos de situaciones de vida o muerte, que en realidad no lo son, pero que nos hacen sentir como si lo fueran.
Por ejemplo: iniciar un trabajo para el cual no nos sentimos calificados. Solicitar lo que nos parece un merecido aumento. Abandonar un empleo que nos da seguridad pero no nos satisface. Dejar una relación destructiva.
Por otro lado, la vida parece no tener la intención de dejarnos salirnos con la nuestra sin enfrentar el miedo, sobre todo cuando tenemos la tendencia a no ser muy seguros de nosotros mismos.
Asi que, ¿vale más salir al encuentro para conocer a ese monstruo que toma la forma y se alimenta con nuestros pensamientos.
Solo hay una manera de averiguarlo.
Entrando en acción.
Así que aprovechando mis vacaciones en Puerto Escondido, decidí enfrentar uno de mis mayores miedos.
He aquí cómo sucedió...
Todos hemos escuchado que la mejor manera de superar el miedo es enfrentándolo.
Si esto fuera cierto. ¿Qué esperamos?
Por supuesto, hay ciertas situaciones que es mejor nunca enfrentar pues el miedo es parte de nuestro sistema de supervivencia.
Y ese es precisamente el reto. Nuestro sistema de supervivencia necesita ser re-calibrado, pues experiencias difíciles de la vida lo han desajustado, aparentemente protegiéndonos de situaciones de vida o muerte, que en realidad no lo son, pero que nos hacen sentir como si lo fueran.
Por ejemplo: iniciar un trabajo para el cual no nos sentimos calificados. Solicitar lo que nos parece un merecido aumento. Abandonar un empleo que nos da seguridad pero no nos satisface. Dejar una relación destructiva.
Por otro lado, la vida parece no tener la intención de dejarnos salirnos con la nuestra sin enfrentar el miedo, sobre todo cuando tenemos la tendencia a no ser muy seguros de nosotros mismos.
Asi que, ¿vale más salir al encuentro para conocer a ese monstruo que toma la forma y se alimenta con nuestros pensamientos.
Solo hay una manera de averiguarlo.
Entrando en acción.
Así que aprovechando mis vacaciones en Puerto Escondido, decidí enfrentar uno de mis mayores miedos.
He aquí cómo sucedió...
Nuestros temores son alimentados por nuestros pensamientos. De manera que si hemos aprendido a controlar nuestra mente, podemos controlar nuestros temores. Por lo menos, eso dice la teoría. Veamos si funciona...