El autoconocimiento es esencial para lograr lo que queremos en la vida y para cumplir con el propósito para el cual hemos venido al mundo. Pero, ¿qué es el autoconocimiento? Muy simple. Es el conocimiento de uno mismo. Lo que hace misterioso el tema es que podemos conocernos a diferentes niveles. Si usamos una cebolla como metáfora podríamos decir que tenemos diferentes capas de lo que llamamos: es que así soy.
En un nivel muy superficial podemos decir que somos lo que los demás pueden percibir, y podríamos decir, soy un hombre, soy mexicano, tengo cierta edad, soy soltero o casado, y podríamos agregar cierta información acerca de lo que hacemos para vivir y decir, soy ingeniero, o soy carpintero, o soy cantante. Muchas personas podrían estar satisfechas con este nivel de autoconocimiento y pretender ir más profundo bien puede parecerles una pérdida de tiempo.
En otro nivel podemos hablar acerca de lo que somos en términos de lo que llamamos personalidad o carácter, que voy a sugerir que no es otra cosa que la forma habitual en la que respondemos a nuestro entorno. Este es un nivel muy interesante con el que muchas personas se identifican e incluso usan el término, ser auténtico para referirse a el. También acostumbran a decir, es que así soy, para referirse a este modo habitual de ser. Este nivel es la respuesta que generalmente dan a la pregunta ¿y tú cómo eres?
Se dicen cosas cómo, yo soy amable, yo soy comprometido, yo soy serio, o yo soy alegre, soy trabajador, o soy poco romántico. Generalmente, quienes se quedan en este nivel piensan que ser así como se describen es algo difícil de cambiar, puesto que es nuestra esencia.
No obstante, existe un nivel más profundo, que pocas personas se aventuran a explorar, y podríamos definirlo como soy un espacio de posibilidad. Es decir, soy moldeable. Ahora puedo ser enojón, pero reconozco que ser enojón no es más que un hábito que puedo cambiar, tan fácilmente cómo dejar de tomar refresco. De esta manera no diría que soy enojón, sino que tengo el mal hábito de enojarme fácilmente. Reconozco que mi manera habitual de ser es algo que puedo moldear.
Pero podemos ir aún más profundo y pensar. Si esta bien, que soy un espacio de posibilidad, pero ese espacio es más bien una característica de algo más profundo que soy. ¿Qué soy o quién soy realmente? ¿Soy un ser vivo que piensa y vive y muere? ¿O soy algo más? Los científicos pueden darte una respuesta hasta cierto nivel, hasta el nivel que pueden medir y comprobar a través del uso de los sentidos, pero la realidad va mucho más allá de lo que ha comprendido la ciencia. He tenido oportunidad de experimentar algo de ese nivel más profundo que ahora te voy a compartir.
Hace muchos años cuando comencé a meditar llegué a un estado que algunos llaman la meta de la meditación que consiste en detener todos mis pensamientos. Descubrí entonces que la mente tiene varios niveles. Mi mente habitual fue la que dejó de pensar, pero había otra parte de mi mente que se dio cuenta de que esta parte había dejado de pensar. Lo que sucedió entonces fue que mi consciencia se expandió. ¿A qué me refiero por consciencia? Me refiero a la capacidad de pensar y reconocer que existo. Habitualmente nuestra consciencia esta vinculada a nuestro cuerpo. Creemos que existimos como un cuerpo que esta vivo. Pues bien, en esta experiencia, mi consciencia se expandió y se salió de mi cuerpo, por así decirlo. Dejé de pensar y sentir que yo era mi cuerpo, y comencé a sentir que yo era lo que me rodeaba, luego se expandió más mi consciencia, y comencé a pensar y sentir que yo era todo el mundo, y mi consciencia continuó expandiéndose como si hubiera explotado, hasta que mi cuerpo por así decirlo fue el universo, o por lo menos, una parte del universo. De manera semejante a cómo ahora puedo mover un pie y pensar y sentir que es parte de mi. En este estado de consciencia expandida pensaba y sentía que los planetas y estrellas eran parte de mi.
En este estado de expansión de mi consciencia experimenté una felicidad inmensa, así como una paz inmensa. Y mientras estaba en ese estado llegué a las siguientes conclusiones.
1. Todo esta hecho de una energía inteligente y consciente. Asumí que esta energía inteligente y consciente es a lo que llamamos Dios.
2. Yo estoy hecho de esta energía inteligente y consciente, o mejor dicho, yo soy parte de esta energía inteligente y consciente. De hecho en esta experiencia pude distinguir dos consciencias. Tenía la consciencia de ser yo, como habitualmente pienso acerca de mi, a excepción de que ahora mi cuerpo era diferente, y tenía la consciencia de ser todo, algo así como ser una pieza de un rompecabezas y ser el rompecabezas mismo.
3. Esta energía, o Dios tiene la cualidad de ser paz, de ser amor y de ser dicha. Por lo tanto, son cualidades inherentes también de nosotros. Pero entonces, si esto es cierto, ¿por qué no experimentamos esto todo el tiempo? La respuesta a esta pregunta es tema de otro blog, lo importante ahora es compartir contigo una idea diferente de lo que acostumbramos a pensar que somos, una idea que acostumbro decir que esta más alineada a la verdad. Aunque esto de la verdad es algo sobre lo que profundizaré también en mi próximo blog.
Por lo pronto te invito a considerar que somos mucho más extraordinarios de lo que imaginamos. Que de alguna manera es cierto que fuimos creados a imagen y semejanza del Creador de todo lo que existe. No, como muchos creen, que Dios tiene un cuerpo semejante al nuestro, sino más bien, que nosotros, nuestro verdadero ser es algo que abarca mucho más que nuestro limitado cuerpo físico, y esta presente de una manera un tanto difícil de comprender, en todo lo que existe.
En un nivel muy superficial podemos decir que somos lo que los demás pueden percibir, y podríamos decir, soy un hombre, soy mexicano, tengo cierta edad, soy soltero o casado, y podríamos agregar cierta información acerca de lo que hacemos para vivir y decir, soy ingeniero, o soy carpintero, o soy cantante. Muchas personas podrían estar satisfechas con este nivel de autoconocimiento y pretender ir más profundo bien puede parecerles una pérdida de tiempo.
En otro nivel podemos hablar acerca de lo que somos en términos de lo que llamamos personalidad o carácter, que voy a sugerir que no es otra cosa que la forma habitual en la que respondemos a nuestro entorno. Este es un nivel muy interesante con el que muchas personas se identifican e incluso usan el término, ser auténtico para referirse a el. También acostumbran a decir, es que así soy, para referirse a este modo habitual de ser. Este nivel es la respuesta que generalmente dan a la pregunta ¿y tú cómo eres?
Se dicen cosas cómo, yo soy amable, yo soy comprometido, yo soy serio, o yo soy alegre, soy trabajador, o soy poco romántico. Generalmente, quienes se quedan en este nivel piensan que ser así como se describen es algo difícil de cambiar, puesto que es nuestra esencia.
No obstante, existe un nivel más profundo, que pocas personas se aventuran a explorar, y podríamos definirlo como soy un espacio de posibilidad. Es decir, soy moldeable. Ahora puedo ser enojón, pero reconozco que ser enojón no es más que un hábito que puedo cambiar, tan fácilmente cómo dejar de tomar refresco. De esta manera no diría que soy enojón, sino que tengo el mal hábito de enojarme fácilmente. Reconozco que mi manera habitual de ser es algo que puedo moldear.
Pero podemos ir aún más profundo y pensar. Si esta bien, que soy un espacio de posibilidad, pero ese espacio es más bien una característica de algo más profundo que soy. ¿Qué soy o quién soy realmente? ¿Soy un ser vivo que piensa y vive y muere? ¿O soy algo más? Los científicos pueden darte una respuesta hasta cierto nivel, hasta el nivel que pueden medir y comprobar a través del uso de los sentidos, pero la realidad va mucho más allá de lo que ha comprendido la ciencia. He tenido oportunidad de experimentar algo de ese nivel más profundo que ahora te voy a compartir.
Hace muchos años cuando comencé a meditar llegué a un estado que algunos llaman la meta de la meditación que consiste en detener todos mis pensamientos. Descubrí entonces que la mente tiene varios niveles. Mi mente habitual fue la que dejó de pensar, pero había otra parte de mi mente que se dio cuenta de que esta parte había dejado de pensar. Lo que sucedió entonces fue que mi consciencia se expandió. ¿A qué me refiero por consciencia? Me refiero a la capacidad de pensar y reconocer que existo. Habitualmente nuestra consciencia esta vinculada a nuestro cuerpo. Creemos que existimos como un cuerpo que esta vivo. Pues bien, en esta experiencia, mi consciencia se expandió y se salió de mi cuerpo, por así decirlo. Dejé de pensar y sentir que yo era mi cuerpo, y comencé a sentir que yo era lo que me rodeaba, luego se expandió más mi consciencia, y comencé a pensar y sentir que yo era todo el mundo, y mi consciencia continuó expandiéndose como si hubiera explotado, hasta que mi cuerpo por así decirlo fue el universo, o por lo menos, una parte del universo. De manera semejante a cómo ahora puedo mover un pie y pensar y sentir que es parte de mi. En este estado de consciencia expandida pensaba y sentía que los planetas y estrellas eran parte de mi.
En este estado de expansión de mi consciencia experimenté una felicidad inmensa, así como una paz inmensa. Y mientras estaba en ese estado llegué a las siguientes conclusiones.
1. Todo esta hecho de una energía inteligente y consciente. Asumí que esta energía inteligente y consciente es a lo que llamamos Dios.
2. Yo estoy hecho de esta energía inteligente y consciente, o mejor dicho, yo soy parte de esta energía inteligente y consciente. De hecho en esta experiencia pude distinguir dos consciencias. Tenía la consciencia de ser yo, como habitualmente pienso acerca de mi, a excepción de que ahora mi cuerpo era diferente, y tenía la consciencia de ser todo, algo así como ser una pieza de un rompecabezas y ser el rompecabezas mismo.
3. Esta energía, o Dios tiene la cualidad de ser paz, de ser amor y de ser dicha. Por lo tanto, son cualidades inherentes también de nosotros. Pero entonces, si esto es cierto, ¿por qué no experimentamos esto todo el tiempo? La respuesta a esta pregunta es tema de otro blog, lo importante ahora es compartir contigo una idea diferente de lo que acostumbramos a pensar que somos, una idea que acostumbro decir que esta más alineada a la verdad. Aunque esto de la verdad es algo sobre lo que profundizaré también en mi próximo blog.
Por lo pronto te invito a considerar que somos mucho más extraordinarios de lo que imaginamos. Que de alguna manera es cierto que fuimos creados a imagen y semejanza del Creador de todo lo que existe. No, como muchos creen, que Dios tiene un cuerpo semejante al nuestro, sino más bien, que nosotros, nuestro verdadero ser es algo que abarca mucho más que nuestro limitado cuerpo físico, y esta presente de una manera un tanto difícil de comprender, en todo lo que existe.