El perdón es uno de los temas más relevantes en el ámbito espiritual. Es en si, el antídoto para el resentimiento; ese sentimiento que nos envenena y acaba de manifestarse físicamente como enfermedad.
El resentimiento esta totalmente justificado en quien lo alberga. A través de una serie de maquinaciones mentales llega a la conclusión, con base en "hechos", de que se ha sido víctima de la persona que ahora se odia.
El perdón es la llave de la felicidad, nos dice un curso de milagros. Basta un poco de reflexión para darnos cuenta de que tan cierta es esta afirmación. El resentimiento nos contrae; casi literalmente, es como una garra que aprieta nuestro corazón, nos provoca dolor, y sobre todo, nos impide amar.
Una solución irreal es creer que podemos dividir nuestro corazón y odiar a algunas personas, mientras amamos a otras. Para experimentar paz, amor y felicidad nuestro corazón debe estar limpio, y para ello debemos aprender a perdonar.
He resaltado la palabra aprender porque en realidad es algo que no se nos da naturalmente. Para este proceso de aprendizaje te sugiero 3 pasos, en lo cuales será necesario ir profundizando más adelante:
1. Cultivar la creencia de que nadie puede hacerte daño. (Esta es una creencia más alineada con la verdad, que la creencia contraria que compartimos en nuestra cultura).
2. Cultivar la creencia de que nunca somos víctimas, sino que de alguna manera lo que estamos experimentando o experimentamos en el pasado es o fue una manifestación de algo que necesitamos limpiar dentro de nosotros.
3. Visualizar a la persona a la que guardamos resentimiento e imaginar una chispa de luz en el cuerpo de esa persona. Luego imaginar que esta luz va creciendo hasta abarcarla por completo. Hacer esto también con alguna persona que aprecias. Luego fundir la luz de ambas personas, y para terminar, permitir que esta luz te envuelva también a tí.
Trabaja en estos 3 pasos y compártenos tu experiencia.
Afectuosamente,
Eduardo Quezada
El resentimiento esta totalmente justificado en quien lo alberga. A través de una serie de maquinaciones mentales llega a la conclusión, con base en "hechos", de que se ha sido víctima de la persona que ahora se odia.
El perdón es la llave de la felicidad, nos dice un curso de milagros. Basta un poco de reflexión para darnos cuenta de que tan cierta es esta afirmación. El resentimiento nos contrae; casi literalmente, es como una garra que aprieta nuestro corazón, nos provoca dolor, y sobre todo, nos impide amar.
Una solución irreal es creer que podemos dividir nuestro corazón y odiar a algunas personas, mientras amamos a otras. Para experimentar paz, amor y felicidad nuestro corazón debe estar limpio, y para ello debemos aprender a perdonar.
He resaltado la palabra aprender porque en realidad es algo que no se nos da naturalmente. Para este proceso de aprendizaje te sugiero 3 pasos, en lo cuales será necesario ir profundizando más adelante:
1. Cultivar la creencia de que nadie puede hacerte daño. (Esta es una creencia más alineada con la verdad, que la creencia contraria que compartimos en nuestra cultura).
2. Cultivar la creencia de que nunca somos víctimas, sino que de alguna manera lo que estamos experimentando o experimentamos en el pasado es o fue una manifestación de algo que necesitamos limpiar dentro de nosotros.
3. Visualizar a la persona a la que guardamos resentimiento e imaginar una chispa de luz en el cuerpo de esa persona. Luego imaginar que esta luz va creciendo hasta abarcarla por completo. Hacer esto también con alguna persona que aprecias. Luego fundir la luz de ambas personas, y para terminar, permitir que esta luz te envuelva también a tí.
Trabaja en estos 3 pasos y compártenos tu experiencia.
Afectuosamente,
Eduardo Quezada